domingo, 30 de enero de 2011

Cosmic




El sonido del tren se escuchaba desde allí, no debía de estar muy lejos. Las piernas empezaban a fallarle pero tenía que seguir corriendo. Al girar en la esquina más próxima, guiándose por el ruido del tren, lo vio.

Subía los escalones de piedra con la cabeza alta, con un maletín en la mano derecha y un periódico en la izquierda. El traje negro hacía que lo pudiera distinguir entre la marea de personas que salían de la estación. Empezó a correr otra vez, con más ganas. A empujones se abrió paso entre la multitud y por fin consiguió llegar al vestíbulo. Lo buscó con la mirada y lo vio en la ventanilla más alejada comprando el billete. Se acercó a el con paso decidido y se paró a un metro. Lo vio darse la vuelta, por un segundo distinguió un atisbo de sorpresa, pero solo eso, un segundo. Al siguiente segundo su rostro estaba como siempre, serio y su voz fría y distante.

“No tendrías que estar aquí, todo ha pasado ya. No es ni por ti ni por mi, esto no puede salir bien, lo sabes.”

Casi la hace dudar, pero ya lo había pensado demasiado. Una sonrisa afloró en sus labios, escuchar su voz de nuevo le hizo volver a sentirse como en casa. Volviendo en sí, seria y mirándolo a los ojos empezó a hablar.

“No puede salir bien hoy, quizás mañana tampoco, pero algún día sí. Lo sabes, aunque no lo quieras ver, lo sabes. No he venido a decirte que te quedes, ni a pedirte que no me olvides, sé que no lo harás. No puedes. Tampoco voy a esperarte encerrada en casa, saldré, conoceré gente, viviré sin ti. Solo quiero decirte que cuando vuelvas, por favor, no me compres flores. No quiero que estropees el momento.”

Después de escucharla, él no dijo nada, simplemente le dio la espalda y empezó a caminar hacia el andén. Ella no podía ver su cara, él estaba sonriendo.

Sí, lo sabía muy bien, algún día…
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…then I heard your heart beating, you were in the darkness too, so I stayed in the darkness with you…

domingo, 23 de enero de 2011

Un placer...




Pensó que era un sueño, pensó que iba a tardar mucho en querer despertar. Sin embargo, al asomarse el sol entre las olas lo notó. No estaba sola, no era un sueño. En menos de un segundo se acordó de todo. Allí estaba, por fin, lo que tanto había deseado.

¿Existe el destino? No lo sabía y sigue sin saberlo, pero no le preocupa por qué, ni cómo, ni dónde, ni cuándo. La clave está en disfrutar el momento... Y lo hace. Y es más feliz de lo que nunca podía esperar. ¿Importan ya los malos ratos? ¿Cómo iban a importar cuando todo ha salido tan bien?

Le cuesta decir adiós. Después de tanto tiempo, cuesta. Mejor un “hasta pronto”. Y si pensaba que despertar a su lado sería cosa de meses, el hasta pronto deja un sabor dulce en los labios. No iban a ser más que unos días...

Se encontraban solos, frente con frente, y con un susurro dijo:
- Hola.
Y todo volvió a empezar.
- Creo que yo también podría... de ti...
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martes, 18 de enero de 2011

Despertares...



El edredón calentito se hace cada vez más presente, aún puedes oír los últimos sonidos de un sueño maravilloso, intentas no despertar, no así, dejándolo todo a medias. El intento es de lo más patético, cierras los ojos esperando que el sueño vuelva, pero oyes a un gato maullar. Y sabes que en tu sueño no cabe ningún gato, ni una puerta cerrándose. Lo único que podía entrar en la fantasía era el edredón, pero algo falla, falta la parte más importante, un olor único. Y no te hacía falta ver a nadie, sólo oliendo sabías quién te acompañaba, pero ahora no está, se ha ido.

Vuelves a oír el maullido, esta vez más fuerte y por un segundo desearías no tener un gato, pero al segundo siguiente recuerdas que es el bicho que más quieres del mundo y casi sonríes agradecida porque un día más está allí, no se ha ido. Lo llamas y para de maullar. Sabes que a los pocos segundos estará a tu lado pidiendo su dosis de caricias matutinas. Te giras y ves la luz del móvil apagarse. ¿Era la alarma? Coges el móvil y ¡SORPRESA! No te había despertado el gato, ni la puerta, sino un desalmado mensaje publicitario. Te fijas mejor y en la pantalla aparece un nombre. Lo abres y lees sorprendida la primera línea, los mensajes publicitarios no te dan los buenos días a las 6 de la mañana... Pasa algo raro.

Te frotas los ojos, aún no te lo acabas de creer, lo vuelves a leer, esta vez intentando fijar la vista en el mensaje con más intensidad, como si fuera a desaparecer. Pero en tu cara aparece una sonrisa, no ha desaparecido el mensaje, sino que has leído las promesas y deseos de un nuevo día glorioso, más que el anterior si se puede. No te lo acabas de creer, pero sabes que no es un sueño, el gato ya está encima tuya. Hasta parece más bonito que ayer, todo parece mejor. Ya no piensas en el sueño perdido, la realidad se ha vuelto mucho mejor. Aún falta mucho tiempo hasta que ese olor tan familiar te acompañe en la mañana, pero ahora puedes esperar a que pase el tiempo con una sonrisa en la cara y mil pensamientos alegres. Ese día llegará, seguro. Lo mejor es que sabes que nada ni nadie lo impedirá. Ya no. Te toca ser feliz!